lunes, 26 de noviembre de 2012

SANTA LUCÍA DEL TRAMPAL



La ermita de Santa Lucía del Trampal en Alcuéscar (Caceres) es una de las construcciones más sorprendentes de la arquitectura altomedeival hispana conservada  Hasta los años 80 del siglo XX esta iglesia, semiarruinada, había pasado casi completamente desapercibida. Hasta que fue descubierta, divulgada y recientemente restaurada por Juan Madruga y su esposa. A mediados del siglo XX el único empleo del edificio era el de establo y choza para refugio de campesinos. Lo que ocurre, como ha sucedido en tantas ocasiones, es que el desconocimiento e incultura general permitió que estuviera al borde de la  definitiva desaparición. El proceso de ruina de Santa Lucia del Trampal procede, como en tantos casos, de la desamortización de Mendizábal. No hace mucho que se han construido las partes que se habían derruido y rehabilitado otras que se encontraban maltrechas.


Su estructura es la más compleja que ha llegado hasta nosotros de la época visigoda, como si fuera un compendio de todas los tipos de iglesia que fueron probando en la época de transición, e incluye algunas características especiales que se reflejarían posteriormente en el arte asturiano, ya que constaba de
-          Planta basilical de tres naves, muy estrechas las laterales, separadas por pilares hoy desaparecidos y que, aunque conserva arcos ojivales evidentemente posteriores, estarían cubiertas por bóvedas como en San Pedor de la Nave y Santa María de Melque.. 
- Tiene un seudocrucero y tres cabeceras separadas, cada una con una ventana terminada en arco de  herradura con celosías de mármol hoy desaparecidas, formando una estructura muy semejante a la de San Juan de Baños, aunque en este caso el crucero sobresale no sólo de la anchura de las naves, sino también de la de las cabeceras. Desde el crucero se accedía a la nave central por un coro más estrecho que dicha nave, además estaba comunicado con los aposentos laterales pero no con las naves laterales. 
- El crucero tenía siete tramos, los tres que están delante de las cabeceras estaban cubiertos por cimboríos mientras que los otros cuatro tenían bóveda de cañón sobre arcos de herradura a modo de arcos fajónes, sobre columnas con capiteles. Este tipo de bóveda sobre arcos fajones volvería a aparecer en el arte asturiano, así como la división de una nave en varios tramos con distinta cobertura, que es una de las principales características de San Miguel de Lillo, a la que también recuerda por lo complicado de la estructura de sus tejados, por la existencia de una cabecera triple y por la sensación de verticaliddad del espacio interior, con la nave central mucho más ancha que las laterales. 
-  Las puertas estaban en los costados, como solía suceder en las basílicas norteafricanas y quedan restos de habitaciones y pórticos laterales hoy desaparecidos. Es interesante observar que las puertas eran adinteladas y con arco de descarga en ladrillo como en las asturianas, lo que también se ha observado en San Giago Nazaré . Otro detalle curioso es que las puertas no tenían quicios ni soportes, por lo que estarían siempre abiertas hacia esos compartimentos laterales. 
-  Otro detalle muy importante como antecedente de las iglesias asturianas es que las habitaciones laterales, según su restaurador Luís Caballero Zoreda, estarían también cubiertas por bóvedas sobre arquerías adosadas a los muros.





1 comentario:

  1. Demasiado texto. Debes rehacer la entrada y ajustarla a lo más importante. No vendrían mal algunas imágenes más

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